Había un gato de una intensidad mágica en su pelaje tricolor, mirándonos fijamente o debería decir gata, pues era Carey. Estos gatos tricolor son prácticamente en su totalidad hembras debido la mezcla de dos génes en los cromosomas XX.
Suelen ser los últimos gatos elegidos a la hora de ser adoptados, quizá porque la gente ve en ellos manchas y desorden. A mi me parecen los gatos más bonitos que se puedan ver, tienen un carácter sociable y son muy juguetones, símbolos de la buena suerte e irrepetibles, pues no hay dos iguales en todo el mundo.
La Leyenda de las Gatas Carey
Cuenta que hace ya mucho tiempo atrás, el sol decidió que quería participar de la vida en la Tierra. Para ello pidió ayuda a la luna para que cubriera su ausencia con el fin de que los humanos no se percatasen de que el astro rey ya no estaba en su lugar. La luna aceptó y tomó la posición del sol de manera lenta pero inexorable, de manera que el Sol deseoso de vivir las experiencias de un mundo que sentía lejano, tomo forma de uno de los animales en los que mejor pasaría inadvertido y que la vez le fascinaba. Eligió una gata negra.
Y así paso el tiempo, el Sol vivió con intensidad aquellos días en la tierra hasta que la Luna, cansada de esperar su regreso decidió retirarse. El Sol tuvo que salir rápido del cuerpo de la gata negra a ocupar su lugar en el cielo, pero en su rápida huida, miles de rayos de luminosos y dorados colores, cubrieron y quedaron atrapados en la mágica piel de la gata negra. Desde entonces las hijas de aquella gata llevan el recuerdo de los rayos y destellos dorados que el sol olvidó en su madre, así como su temperamento y sabiduría.
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