Los gatos ferales no son mascotas, tampoco son animales salvajes, así que no se benefician de ninguno de estos grupos.
Son gatos que han sido abandonados por sus familias humanas
o simplemente se han perdido, y que eventualmente se agrupan para cuidarse a sí
mismos, en lo que se llama Colonia.
Al no tener contacto positivo con humanos durante un período prolongado, los gatos de estas colonias se vuelven ferales (salvajes). Una madre feral le enseñará a sus gatitos a evitar a los humanos y a defenderse para poder sobrevivir. Un gato feral no confiará en los humanos y lo más probable es que no permita que se le acerque la gente. Ellos consideran como su hogar cualquier lugar donde puedan encontrar comida y refugio. Puede haber colonias de gatos ferales cerca de restaurantes, edificios de oficinas donde haya basureros o en vecindarios donde haya parques o árboles que les provean protección y refugio. Aunque estos gatos pueden ser casi invisibles son parte de nuestra comunidad. Viven en nuestros parques, callejones, edificios abandonados, áreas verdes, universidades y áreas rurales.
Se estima que en E.E.U.U. viven 10 millones de gatos ferales, aunque no se conoce con certeza la cifra exacta. Comúnmente son clasificados erróneamente como molestias portadoras de enfermedades. Pero viven vidas trágicas, siendo culpados como responsables de poner en peligro especies nativas. Consecuentemente, las comunidades ferales frecuentemente son intervenidas, y al ser determinadas como “inadoptables”, son eutanasiados.
Eliminar y matar a los gatos ferales no reduce la población de gatos ferales. Solamente provee espacio para que lleguen más gatos y comiencen a reproducirse de nuevo.
Una hembra feral que no ha sido castrada vive gran parte de su vida preñándose y pasando hambre. Los machos no castrados pueden viajar grandes distancias buscando hembras. Pelean con otros machos, lo que genera heridas debilitantes. Se estima que la mitad de los gatitos nacidos en colonias ferales mueren dentro del primer año.
¿Todos los gatos libres son ferales?
Por otro lado, un gato de vida libre no necesariamente es
feral. Un gato de vida libre se puede definir como un gato que vive al menos
parte del día fuera de su casa. Puede ser una mascota a la que se le permite
salir un rato fuera de la casa, un gato manso que fue abandonado, o un gato
perdido. Muy a menudo los gatos de vida libre son erróneamente identificados
como ferales.
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